La inflamación es la respuesta del cuerpo al daño tisular, infección u otros tipos de estrés. Es una parte normal y necesaria de la respuesta del sistema inmunológico para proteger el cuerpo y promover la curación.
Cuando ocurre la inflamación, el área afectada puede hincharse, enrojecerse y volverse sensible al tacto. La inflamación también puede causar otros síntomas, como dolor, calor y pérdida de función.
Hay dos tipos de inflamación: aguda y crónica. La inflamación aguda es una respuesta a corto plazo que se produce en respuesta a un daño tisular inmediato o una infección. Por lo general, se resuelve en unos pocos días o semanas. La inflamación crónica, por otro lado, es una respuesta a largo plazo que ocurre durante un período de varios meses o años. La inflamación crónica puede ser causada por una variedad de factores, que incluyen infecciones, condiciones autoinmunes y exposición a toxinas.
Si bien la inflamación es una parte normal y necesaria de la respuesta inmunitaria del cuerpo, la inflamación excesiva o crónica puede contribuir a una variedad de problemas de salud. Es importante abordar las causas subyacentes de la inflamación y trabajar con un profesional de la salud para controlar cualquier afección relacionada con la inflamación.
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